Sexo y humor

Este es un post de fin de semana. Hoy les propongo que recuerden alguna anécdota graciosa en el ámbito de lo sexual. Puede que en su momento haya sido patética y que con el tiempo se la tome con humor.
Acá van algunas que yo recuerdo:
-El día en que descubrí que la vagina es mucho más grande de lo que yo creía: una vez, en pleno acto sexual, luego de cambios varios de posiciones, a él se le sale el preservativo sin que lo notemos. Terminado el hecho, nos damos cuenta de que no lo tenía puesto. Lo buscamos por la cama, entre las sábanas y en el piso, pero no estaba. Yo descartaba que estuviera adentro mío porque no lo sentía. Ante la certeza que en la cama no estaba quedaba la certeza de que tenía que estar adentro mio. Meto dedos y no se toca nada gomoso. Voy a hacer pis y no lo siento tampoco. Trato de convencerrme de que no lo tengo. El me dice: pero te digo que si. Cazo espejito y meto mano y tampoco. Y él que me decía: vas a tener que ir al ginecólogo. Y yo: si realmente está acá no tiene forma de irse a ningun otro lado. Bueno, estaba totalmente arrugado y chiquito en un extremo lateral superior...
-El día en que descubrí que el semen es peor que una conjuntivitis: yo había escuchado eso de que el semen es bueno para la piel, pero nada sabía sobre la unión semen y conjuntivas. En un telo, un mediodía, me entra en el ojo un chorro de semen. Me lavo con agua fría, y al rato empiezo a sentir que casi no podía abrir el ojo. En cuestión de minutos, aparte del enrojecimiento del ojo tenía hinchado el párpado de arriba y el de abajo...pero muy hinchados. El tema es que salí del telo como si me hubiesen cagado a trompadas. Y lo peor es que tenía que ir a trabajar. Obviamente todos me preguntaban que me había pasado...y "bueno no sé, me debe haber entrado algo en el ojo". Varias horas duró el ojo así...
-La tarde en que casi terminamos presos: él vivía bastante alejado de la ciudad. Una tarde nos vamos para su casa a pesar de que los dos teníamos que ir a trabajar dentro de un par de horas. Llegamos a la puerta de la casa, busca en los bolsillos , en el auto y me dice con su peor cara de decepción: no tengo las llaves, me las olvidé en la oficina... Volver a buscarlas no podíamos por el tiempo. Cuestión que me dice esperame acá: se manda por el parque, se trepa al techo, y segun él de ahi bajaba a un patio desde el cual podía entrar a la casa y abrir la ventana y listo. El tema es que cuando él estaba subido al techo, justo pasa un patrullero!!!. De más está decir que bajan dos canas, y le gritan que se baje del techo. Yo no podía parar de reirme...y él les gritaba: es mi casa, me olvidé la llave. En síntesis: tuvieron que venir un par de vecinos y confirmar que él era el dueño. Y la idea era compartir un momento tranquilos alejados de todo....juaaa. Para irnos salimos por la ventana encima.