Noche de bar

Bueno, vuelvo a escribir yo. Voy a contar algo personal hoy.

Mucha gente considera que los boliches, bares, fiestas, son la mejor ocasión para conocer a una persona con la cual tener algo. Yo más bien soy de las que piensa lo contrario. Como que si vas a bailar es muy fácil terminar garchando, pero si la premisa es conocer a un hombre o una mujer interesante,lo pongo en duda. Aunque claro que de 200 personas que pueda haber en un bar, seguramente habrá al menos una que valga la pena. El tema es darse cuenta cual es.
Yo no soy muy bolichera, nunca lo fui, honestamente la paso mil veces mejor yendo a cenar con una amiga o ir a una casa a tomar algo o algún bar tranquilo que ir a bailar o a un bar. Y no lo hago no porque esté casada, sino porque no lo disfruto. O sea, no me gusta tanta gente junta, ni la música que pasan, ni bailar toda la noche, ni el caretaje de mujeres y hombres, ni el humo del cigarrillo, ni el no poder hablar porque no se escucha.
El tema es que hace unas noches salí con una amiga a cenar, recientemente soltera ella y claro, quería ir de joda. La acompañé, a un bar donde se baila. Y bueno, toda la fauna posible. El viejo haciéndose el pendejo, los pendejos en pedo, las chicas con remera blanca y media teta al aire bailando en el medio de la pista, los hombres que ponen voz de locutor nocturno cuando se te acercan a hablar, el pibe que te dice "contame de tu vida", el que te empuja tres veces como forma de acercarse, el que viene y te pregunta como se llama tu amiga, el que le pregunta a tu amiga como te llamás vos (pueden ser tan pelotudos?),el que bailaba arriba de la silla para que lo miraran, el que tiene cara de psicótico y cada dos minutos los ves atrás tuyo, las parejas que tranzan con una calentura que no entiendo porqué no se van a un telo, el que nos pagó los tragos que tomamos y nunca nos habló. Bueno, en fin, yo me quería ir y mi amiga me decía "dos temas más y nos vamos", eso me lo dijo unas cinco veces masomenos.
Finalmente, nos vamos, el aire puro se abría ante mí y me iba con esa sensación de "no vuelvo en los próximos dos años". El auto de mi amiga estaba a media cuadra. Cuando llegamos había tres pibes apoyados en el auto como si fuera una barra. Dos de ellos tenian puesta la misma camisa. "A ver si los mellizos nos dejan libre el auto" digo. Bueno, resulta que uno conocía a una amigo de mi amiga y además estaba en pedo y recién divorciado y se ponen a hablar y no había forma de cortar la charla. En fin, la realidad es que los tres pibes estaban uno más bueno que el otro. Y me despejé y me pongo a hablar con uno de ellos. Un dulce, un bombón, sobrio y tranquilo. Me acordé que estaba casada, luego de que casi sucumbo ante los mimos que me proponía. La palabra mimos me encanta. Veía que había encontrado eso que decía al principio del post, que de 200 hombres que puede haber en un bar, hay 1 que vale la pena. Ante la imposibilidad de comerle la boca en plena calle, la apuro a mi amiga y le digo: dale tu mail y vámosnos, pero ellos seguían planeando "su casamiento" y no sé cuantos otros delirios más. Nos quedamos un rato más y nos fuimos (solas con mi amiga). En definitivamente aprendí a que a veces hay que saber decir no, pero como cuesta...