Si sabés que te quiero...

El terreno de las relaciones amorosas es un campo de choque de personalidades. Hay parejas que se basan en la simetría y otras que se apoyan en la complementariedad. O sea, hay parejas que dicen "somos iguales" y otras que dicen "somos muy distintos pero nos entendemos". Personalmente, yo soy de las que busca el complemento. Ya demasiado con bancarse a uno mismo como para buscar a alguien que sea igual a uno.
Así, en la diversidad de personalidades nos encontramos con hombres y mujeres que expresan abiertamente todos sus sentimientos y otros que son más reservados, que apenas sabemos lo que sienten y que cuando les "reprochamos" algo de esta falta de expresión de sentimientos nos dicen: pero si ya sabés que me gustás (o que te quiero, o te amo) para qué querés que te lo diga siempre??.
Yo creo que a todos nos gusta que nos digan cosas lindas o que pongan en palabras lo que ya sabemos que sucede. O sea, podemos estar seguros de que el otro nos quiere, sin embargo, es lindo escucharlo.
Personalmente, yo soy una persona reservada, o sea, no vivo diciendo lo que siento ni expresando mi amor ni cuanto me gusta alguien. Y ojo que no creo que sea una virtud, me parece más bien un defecto, sin embargo, soy sumamente estable en los sentimientos. O sea, si sabes que hoy te quiero, mañana también te voy a querer. Además, no soy demostrativa en público, pero soy muy cariñosa, mimosa y dulce en la intimidad, no me refiero sólo a lo sexual, sino a la intimidad de la vida cotidiana. Pero me sale más fácil la caricia que la palabra, con el tiempo voy aprendiendo a decir más cosas que siento, sobre todo porque sé que a los demás le pueden hacer bien. Y claro que es más fácil para mí la palabra escrita, entonces quizás me es más sencillo dejar una notita que decirlo o siempre acompañar un regalo con una tarjeta.
Yo soy culpable de que me digan te amo y responder con una sonrisa y no con el "yo también", aunque lo sienta. Igual esto lo digo yo, pero nunca me han reprochado este tema.
Una vez, una amiga se peleaba siempre con el novio porque él le decía "te amo" y ella a veces le contestaba (casi automaticamente)yo también. Y el pibe quería que le dijera "yo también te amo". Una pelotudez a mi modo de ver. O sea, si pretendés que el otro diga lo que querés escuchar no pretendas sinceridad en los sentimientos.
Igualmente, debo decir que como apunto al complemento, me gusta el hombre demostrativo. El hombre sencillo, dulce, tierno, que puede seducir con esas cosas es lejos el que más me gusta. El que da el primer paso en las reconciliaciones, el que tiene gestos pequeños todos los días. El que dice lo que siente, el que me dice que estoy linda si me pongo algo diferente, el que me dice que me quiere, el que me acaricia sin que se lo pida, el que cuando le pones la mano sobre la pierna cuando vas en el auto, pone su mano encima, el que se queda abrazado acariciándote la espalda luego de coger, o el que te pide mimos en su espalda luego de tener sexo.
Pero también hay que entender que no todo a todo el mundo le salen estas cosas, y forzar estas situaciones me parece que siempre resta. También está bueno, darse cuenta que el otro a veces necesita de una manifestación dulce, romántica, tierna, o lo que fuera.
Quizas, los poco demostrativos podrian hacer un esfuerzo por tratar de que el otro se entere lo que sentís, porque le hace bien. Y quizás, los muy demostrativos podrían entender que quizás el otro tiene otra forma de ser y que eso no significa que sienta menos. Y que quizás tenga más valor el que dice una vez al mes te amo, o te quiero, o me encantás (de acuerdo a la cirscunstancia) que el que lo dice todos los días casi como una frase hecha.
Claro que todo esto vale cuando a pesar de las diferencias de personalidades hay un mismo sentir. Es otro cantar cuando el otro no expresa nada directamente porque no lo siente.