Calentita

Este no va a ser un post hecho desde el pensamiento, ni desde la reflexión, sino desde la simple y siempre certera experiencia sensorial.
La juventud y el sexo tienen una contra, y es que existe la posibilidad de quedar embarazadas cuando no lo deseamos. Ademas, más allá de la edad, ya hablamos muchas veces de que la existencia de enfermedades de transmisión sexual, especialmente del SIDA, ha hecho que tengamos que pensar antes de coger, es decir, hay que acordarse de usar forro y de comprarlo previamente, obvio.
En mi caso personal, por una cuestión de salud no puedo tomar pastillas anticonceptivas y el DIU tampoco me ha resultado efectivo, por lo que el preservativo es mi única opción, además de que objetivamente lo considero el mejor método a nivel seguridad, pero es cierto que a nivel sensorial no es lo mejor. Es decir, aparte de que que corta un poco el momento de excitación, introduce algo artificial que se siente diferente. Por más ultrafinos, texturados, lubricados que sean, nada hay como la piel calentita.
Las pocas veces que tuve sexo sin preservativo siempre recupero esa sensación tan linda, de sentirla calentita sobre mi piel. Vieron que el pito tiene una temperatura diferente al resto del cuerpo. Si ellos tienen frío, el pito se encoge, pero no se enfría y cuando encima él está motivado esa zona toma una temperatura ideal, imposible de reemplazar. Es que la piel (no solo la del pito, sino la de todo el cuerpo masculino) es una de las grandes cosas que nos da la vida. Por eso, cuando hablan de masturbación o de juguetes sexuales, digo, sí, todo bien, me encantan, pero siempre acompañados de la piel, que es el verdadero motivo de mi placer.