Mientras se pasaba el aceite por las manos, pensó: “Tengo que ir de a poco, empezar por el cuello, bajar por el medio de las gomas, y recién después separar las manos y agarrárselas. Y mezclar un poco, volver al cuello y a la espalda. Que parezca un masaje en serio.” Ella había sido muy específica en lo que quería, en las charlas por el Messenger. Y él no quería apartarse ni un milímetro, porque la promesa de “si hacés todo bien vas a tener el mejor sexo de tu vida” lo había obsesionado y mantenido caliente desde hacía 15 días.
“Por fin – pensó, mientras le desabrochaba el corpiño – una que sale bien.” Después de tantas experiencias malas con Internet, esta vez todo iba sobre ruedas. La conoció por accidente, chatearon hasta la madrugada varias noches, y por fin ella le confesó todo lo que quería hacer. Y la verdad es que estaba cumpliendo exactamente con lo prometido, reaccionando ante sus manos con unos sonidos que le paraban hasta los pelos de la nuca. Y cuando de golpe se paró, en medio del masaje, y se colgó de su cuello en medio de un beso enorme e interminable, él sintió que esta noche iba a ser inolvidable.
El aceite quedó volteado en el piso cuando lo pateó sin verlo, mientras la llevaba alzada al dormitorio y ella lo envolvía con sus largas piernas. Mientras se sacaba la ropa, ella se soltó el pelo, recogido para permitir el masaje. Una cabellera de propaganda de shampoo explotó sobre la almohada, morocha, larga y llena de rulos. Parecía mentira que esa loba desatada que se movía en la cama mientras él se acercaba fuera la misma mujer, tan correcta y prolijita con su blusita blanca, su rodete y su trajecito Chanel; que había entrado una hora antes al bar de Palermo en el que se encontraron. Sonrió al recordar que en ese momento había pensado “Me cagaron de nuevo. Esta frígida nada que ver con todo lo que me dijo, es una maestra jardinera que se va a cagar en las patas ni bien le ponga una mano encima”. La jardinera en ese momento se le abalanzaba, lo volteaba panza arriba y empezaba a bajar con sus besos en una inequívoca dirección. En medio de la ola de locura que lo invadía, alcanzó a recordar sus instrucciones para ese momento: “no me dejes seguir, agarrame del pelo, poneme boca abajo y sujétame de las muñecas. Y hacelo en forma decidida y casi, casi forzada.” Logró reaccionar, se incorporó a medias e hizo todo tal cual, agregándole al pasar un beso en la boca. Y ella simuló resistir, para luego dejarlo y explotar de placer bajo su peso a cada empujón.
Veinte minutos después se levantó de la cama, fue hasta la cocina y volvió con dos copas de champagne y los cigarrillos. Le prendió uno, se lo puso en la boca, y brindaron en la cama con sonrisas enormes, que reflejaban la satisfacción de los dos. Todo había sido perfecto. Pero no pudo con el genio, y le preguntó si había estado todo bien.
¿Bien?, dijo ella. Sensacional!! No puedo creer que hayas sido capaz de hacer esto, fue maravilloso y por suerte no me hiciste caso en nada…!!
- Cómo que no…?? Hice cada cosa exactamente como me pediste…!!
- Vos me estás jodiendo…?? Yo te dije que jamás tenía sexo en la primera cita, que quería un hombre que respetara mis tiempos y mis pudores, que no se apurara… y vos montaste este festival, que resultó ser exactamente lo que necesitaba y no me animaba a ver…
La cara de él le mostró que algo no estaba bien. Parecía que no le estaba creyendo o no entendía.
- Che, me asustás…!! No te acordás…?? Fue después de que me dijiste que no me fuera a enganchar porque vos tenés esposa y dos chicos, y yo te dije que te quedaras tranquilo…
- Oime, dijo él, acá hay algo raro… vos me pediste paso a paso que hiciera esto, desde traerte a casa y el aceite hasta el champagne y los fasos. Y yo soy soltero y no tengo pibes…
- Pe… pero… qué decís…???? Vos no sos “Prisionero 2000”, el que trabaja en una empresa de seguros y está harto de la rutina de su vida y su matrimonio…??
- No, ni en pedo. Yo soy “Luciano69” y trabajo en una agencia de publicidad, de hecho en la mía…
Mientras ellos, entre risas y besos, dejaban en el piso las copas de champagne y empezaban a acariciarse, en el mismo barcito de Palermo en el que se habían encontrado una morocha de rulos vestida con pantalones ajustados, tacos aguja y una camisa blanca ajustada y muy desabotonada; pagaba su cortado y se levantaba preguntándose por qué la habría plantado Luciano. Y en una oscura oficina de Congreso, solo entre papeles desordenados, Prisionero2000 seguía esperando que “Timida_y_sensible” se conectara, para poder explicarle que no había podido ir culpa del podrido de su jefe…
Muy Bueno!
ResponderEliminarEl cruce de historias le da originalidad al relato, que no se queda en la simple descripción de lo sexual.
Bien escrito, además.
Me gustó.
Buenísimo! Me encantan los finales sorprendentes. :)
ResponderEliminarMuy bueno!! muy gracioso!!!
ResponderEliminarBesossss