Vaivenes matrimoniales (o cuando pase el temblor)

Todas las parejas tienen un dinamismo propio, si la pareja fuera estática sería una seguridad embolante, así que celebremos que sea dinámica. Sin embargo, a veces el dinamismo se convierte en un torbellino que nos pasa por encima y nos deja mirando a la nada sin saber que hacer. Y otras veces, se cae en una meseta, en la que el día a día se hace por inercia, como que estamos anestiasados y actuamos sin pensar, no planificamos nada, no hay nada que nos exalte, pero tampoco nada que nos haga irnos.
Por definición, vaivén es ese movimiento oscilante que nos hace sentir que no estamos en tierra firme, o esos cambios imprevistos en el desarrollo de algo.
De alguna manera, en un matrimonio buscamos seguridad, la seguridad de que estamos juntos, y esa seguridad hace que sintamos que conocemos lo suficiente al otro como para preveer lo que sucederá. Error, todos nos sorprendimos alguna vez cuando sentimos que el otro hace, dice o piensa cosas que nunca imaginamos. Pasa que todos tendemos a creer que la otra persona sigue siendo la misma que conocimos hace cinco, diez o veinte años. Y nadie es la misma persona luego de varios años, por suerte. Y en ese pensar que la otra persona es la misma, a veces presuponemos cosas y la comunicación en la pareja parece ser una sucesión de cosas no dichas, pero que se suponen. Y ya sabemos que muchas veces la suposición se equivoca y mucho.
Las crisis de pareja son generalmente sentidas como algo caótico, pero crisis, en realidad, significa cambio. O sea, una cuyuntura que indefectiblemente genera cambios. Y como ésto hay que tomarlo, como la posibilidad de un cambio cuando pase el temblor, como un sacudón que nos hace poner las cartas sobre la mesa y redefinir el juego.Claro que los cambios pueden ser de cama, de casa, de persona, pero también se puede avanzar hacia una pareja más madura, más acorde al ahora, a las necesidades de cada uno hoy, que seguramente serán diferentes a las que teníamos hace algunos años. Y no vale decir "pero vos siempre me dijiste que eso no te interesaba". Bueno, ahora le interesa, y hay que aceptar que el otro pueda cambiar. Y ver si hay posibilidad de acompañar ese cambio.
Y por último, las crisis hay que aprovecharlas, poner todas las cartas sobre la mesa, y estar dispuesto a hablar a tiempo, porque lamentablemente muchas parejas se terminan por no decir las cosas a tiempo. Y también, y aquí me pongo la camiseta femenina, la mayoría de los hombres se da cuenta de lo que le estamos diciendo cuando estamos por hacer los bolsos,como que por nuestra afición a hablar y discutir todo subestiman el reclamo o la necesidad. Y mientras hacemos los bolsos, piensan: ¿cómo fue que llegamos hasta acá?